Tiempos, memorias y escrituras de la historia
Docente: Dr. Luciano Alonso
Fechas: 8, 9, 15 y 16 de septiembre y 20 y 21 de octubre en modalidad presencial
6 y 7 de octubre de manera virtual
Viernes de 17 a 20 y sábados de 9 a 12
Fundamentación
El enfoque teórico del presente Seminario parte de una actitud antirreduccionista, que evita tanto el individualismo metodológico como el holismo radical y pondera la articulación entre individuo(s) y colectivo(s). Desde la perspectiva de la relación entre sociedad y discurso –o en otros términos entre materialidades efectivas y constructos ideológicos que les dan sentido– también se propone una mirada que conjugue ambas esferas y evite los respectivos solipsismos. Asimismo, se trata de pensar las oposiciones entre distintos términos como
relaciones dialécticas, que suponen confrontación y conflicto, pero también complementación y mutua implicación, como los siempre esquivos conceptos “historia” y “memoria”. Con esas premisas generales, la estructuración de los contenidos trata de promover una vinculación solidaria entre las concepciones del tiempo histórico, de las memorias sociales en relación con la historiografía y de las formas de escritura de la historia. Se entiende que esas tres dimensiones se encuentran mutuamente influidas y que en consecuencia es conveniente
que historiadoras e historiadores no operen al respecto con nociones comunes o implícitas –y por tanto inconscientemente operantes– sino que asuman sus implicancias como cuestiones sustantivas a resolver.
El programa no pretende un desarrollo exhaustivo de uno u otro problema, autor o autora o corriente historiográfica, sino una presentación panorámica que permita a quienes cursen el seminario optar por una u otra selección para orientar su propio trabajo de investigación. Los contenidos se enfocan entonces en cuestiones de actualidad para la reflexión sobre el tiempo histórico, sobre las memorias sociales y sobre la escritura de la historia, suponiendo que esta última requiere no solo de decisiones en los planos de las formas de análisis e interpretación y en los recursos discursivos, sino que también supone una consideración de la relación
memoria/historia y una serie de opciones sobre las formas de dar cuenta de las temporalidades pasadas y su vínculo con las presentes. Con la idea de “actualidad” no se hace referencia a aquellas temáticas o debates que
responden a “lo último publicado”, sino a las que hacen a una consideración de dificultades, trabas y soluciones en la construcción de una historiografía crítica, lo que implica explorar respuestas que hunden sus raíces en textos que no necesariamente son “recientes”. En ese sentido, la selección bibliográfica incluye a autores y autoras que ya han devenido “clásicos” con todo lo que ello hace de reconocimiento de su importancia, pero también de suposiciones a veces arbitrarias sobre sus propuestas. Respecto de los tiempos de la historia –asumiendo aquí el doble sentido de la palabra, en tanto que materialidad ya ausente y al tiempo reconstrucción disciplinar de sus sentidos–, se parte del supuesto de su carácter múltiple, de la relevancia de la tarea historiográfica para la interpretación de los distintos ritmos, duraciones y secuencias, y de la posibilidad de pensar distintas articulaciones entre pasado, presente y futuro. Respecto de los problemas vinculados con la consideración de las memorias, se estima que existe ya desde hace años lo que podríamos llamar un “enfoque sintético” sobre las relaciones y distinciones entre memoria, olvido, historia y política. Pero más allá del reconocimiento de
una serie de aportes que permiten conceptualizar y analizar las memorias sociales como lugar en el cual se anudan lo individual y lo colectivo, la experiencia y la transmisión, importa aquí recordar que éstas son materia con la cual trabaja la historiografía. Y si bien la sedimentación de las memorias sociales en los más variados tipos de documentos es un supuesto de toda metodología de la disciplina, es conveniente también observar que la producción de fuentes orales por historiadoras e historiadores importa una serie de dificultades y potencialidades de trascendencia.
Por su parte, la consideración de la “escritura de la historia” no refiere solamente a la forma narrativa adoptada para dar cuenta de uno u otro objeto historiográfico, ni a los recursos retóricos para la exposición de los resultados y para persuadir a quien los lea, sino también –como lo querría Michel de Certeau– a la relación compleja entre realidad y discurso y –como lo diría Raphael Samuel– a la vinculación entre la historiografía académica y otras formas de narrar el pasado, como las que expresan las memorias sociales.
La última unidad trata de volver sobre las cuestiones anteriores, promoviendo una revisión de distintos textos para ver los modos en los cuales se trabajaron las temporalidades, se articularon las memorias o se utilizaron las entrevistas, y se desplegaron estrategias de escritura claramente diferenciadas.
El desarrollo del Seminario supone el recurso a una metodología didáctica acorde a la intención de promover la interrelación entre enfoques teóricos, opciones conceptuales y metodológicas y estudios empíricos. No se pretende un abordaje pormenorizado de la profusa bibliografía disponible, sino que la misma se entiende orientativa de selecciones personales por parte de quienes cursen. Por ello no se distingue en esta ocasión entre bibliografía obligatoria y ampliatoria. La presentación se hace en orden alfabético de autores y autoras,
para facilitar su identificación, pero la secuencia de su introducción estará definida por el orden de los contenidos y las inquietudes de las y los cursantes. Sí se requerirá –como se indica en el ítem destinado a evaluación– la puesta en contacto de una bibliografía variada durante el desarrollo del seminario y en el trabajo final.
